Los cuencos de Cuarzo son vasijas circulares construidas artesanalmente a partir del Cuarzo silicio más puro (99,9%), que al ser rozadas por varillas especialmente diseñadas, son capaces de emitir pulsos acústicos de alta frecuencia vibratoria.
La antigua civilización de Atlántida centró parte de su sabiduría, en la fabricación de estos preciosos instrumentos de luz y sonido, por medio de la ingeniería y la tecnología cristal con fines terapéuticos
Cada cuenco se identifica acústicamente con una nota musical de acuerdo a su tamaño, dimensiones y textura. A su vez cada cuenco de Cuarzo está sintonizado con el sonido armónico de un Chakra o vórtice energético, con el fin de equilibrar sus funciones.
Las sales celulares, los tejidos grasos, la linfa, los glóbulos rojos y blancos y la glándula pineal, son estructuras cristalinas que forman un sistema completo en el organismo, de manera que podríamos decir que el ser humano es un ” cristal vivo “. Nuestro ADN se estructura en una doble espiral similar a la del cristal de Cuarzo. Hay cuatro moléculas de sílice en cada una de nuestras muelas, y también está presente en la estructura cristal coloidal líquida del cerebro. La sílice, que es Cuarzo (óxido de silicio), abunda en los huesos, la sangre, el cabello, la piel, las uñas y los dientes.
La acción curativa de los cuencos se debe a la resonancia entre sus estructuras de cristal y la propia red cristalina del organismo humano. El efecto curativo del sonido generado por los cuencos de cuarzo sobre el cuerpo, se produce al entrar en resonancia ambos sistemas cristalinos.
Su sonido afectará de una manera global al individuo, equilibrando primero su cuerpo energético y los Chakras (centros de energía) y limpiando el campo áurico. La vibración repercute en la columna, que actúa como un poderoso vehículo de resonancia, y se extiende a través del sistema nervioso a nuestras células, tejidos y órganos. Desbloqueando la energía atascada, consiguiendo sanar lo que el cuerpo necesita y considere necesario.