La Terapia de Polaridad trabaja con una serie de contactos en centros vitales específicos y en puntos de tensión o dolor, dando la oportunidad al cuerpo físico para que active sus propios recursos y se liberen la tensión y los bloqueos estructurales activando su propia capacidad de autorregulación.
Nuestro cuerpo es un sistema energético que sigue un patrón determinado en el funcionamiento de todos sus órganos y sistemas. Dicha energía, con un marcado componente electromagnético debido al funcionamiento del sistema nervioso por impulsos eléctricos, fluye por todo el cuerpo siguiendo unos recorridos específicos, como ajetreadas autovías que distribuyen el tráfico por una ciudad.
La Terapia de Polaridad propone a través de la enfermedad, iniciar un proceso de sanación consciente en el que el paciente va adquiriendo progresivamente mayor conocimiento de sí mismo. Esta terapia incluye además de los contactos, la nutrición, el ejercicio (yoga de polaridad; posturas, movimientos y sonidos), el estilo de vida y los patrones de pensamiento del individuo.