En cromoterapia, cada color tiene un significado determinado y definido. El tono que se utiliza es importante, pero también lo es dónde se utiliza. La zona superior del cuerpo, de la cintura hacia arriba (blusas, camisas, poleras, abrigos, chalecos y bufandas) se relaciona principalmente con el mundo emocional, los deseos y las necesidades. La zona inferior (pantalones y faldas) transmite información acerca de las necesidades materiales y la energía física que maneja la persona, su fuerza y dinámica interna.
Los colores influyen directamente en las personas y la idea de utilizarlos de manera terapéutica es, precisamente, para que contribuyan en el equilibrio perdido a causa de padecimientos físicos, emocionales o mentales.
La cromoterapia, entonces, podría explicarse como un método en el cual “se aplica color a través de instrumentos sutiles como el bastón atlante, que permiten redimensionar la energía de los Chakras”. Si equilibramos, por ende, se armoniza la energía de estos centros vitales y también las funciones del organismo.
¿Y cómo es el procedimiento de esta terapia? Una de las técnicas que hoy se utiliza en cromoterapia tiene que ver con la incorporación de una síntesis de antiguas tradiciones que usan la energía del color que viene del sol y la tierra y que se puede canalizar a través de técnicas de proyección. Algo similar al Reiki, pero utilizando el concepto del color.
Las aplicaciones del color van lentamente hacia lo orgánico, trabajando el concepto de foto estimulación, similar a lo que en medicina se llama fototerapia pero, a diferencia de ella, acá se trabaja con los colores del espectro, es decir, no se usa ni el UV ni el infrarrojo. Depende del tiempo en que se apliquen podrá verse el efecto que tienen. A este tipo de cromoterapia se le llama “cromoterapia clínica” para diferenciarla de la “energética”, esta última relacionada específicamente con los Chakras.
Con respecto a cómo son “puestos” los colores el diagnóstico es fundamental tanto para identificar el problema como para comenzar con el trabajo terapéutico. Luego de este mapeo, se inicia el procedimiento, en el que los colores elegidos para realizar la terapia serán colocados en los Chakras – ubicados entre el cuerpo físico y nuestras emociones – dependiendo de si el problema está en el nivel químico o en el luminoso del éter. Sabiendo esto, se trabaja proyectando la energía en los centros energéticos y en los niveles correspondientes de acuerdo a la patología. Eso sí, se deben tomar resguardos y aplicar esta terapia con mesura, de acuerdo a cada patología. Ninguna terapia es totalmente inofensiva, por muy simple que pudiera parecer.
Los colores no pueden utilizarse al azar ni ser puestos en cualquier lugar del cuerpo, porque aplicado por más de diez segundos puede generar el efecto contrario a que si se aplica por menos tiempo. Esto es porque el cuerpo responde de una manera polar.
Cuando la medicina convencional reconozca la existencia de los campos etéreos y de las energías sutiles, va a haber un gran desarrollo de las técnicas cromo-terapéuticas a nivel mundial porque el color y el sonido son vibraciones que afectan la energía. Eso sí, son terapias que deben emplearse de manera complementaria a los tratamientos alopáticos.