El aura es un campo energético que se encuentra dentro y alrededor del ser humano, llegando a sobresalir unos centímetros del cuerpo físico. Comprende diferentes capas, que no están definidas de la misma manera en todas las personas. No existe una manera unificada de abordar la posición de las capas del aura, las opiniones de los expertos son más bien conceptos teóricos, antes que observaciones reales. Lo que sí podemos asegurar, es que el cuerpo físico posee un doble etéreo, o energético.
Toda materia es una expresión del mundo espiritual. En el Universo hay muchas energías que interactúan con el hombre, algunas son poderes de Luz, otras, de Oscuridad. Pensemos en nuestra vida cotidiana: encendamos el televisor y registremos conscientemente la cantidad de imágenes o temas que nacen en la violencia y otros asuntos negativos, y comparémoslo con el tiempo que encontramos imágenes positivas o amables. A veces de manera consciente, otras veces no, estamos cerca de la oscuridad.
Cada vez que elaboramos pensamientos negativos, como “siempre fracaso”, “soy un inútil”, esos sentimientos van formando en el aura una capa cada vez más sólida y compacta que produce un bloqueo energético: todo lo que pensamos y hacemos vuelve hacia nosotros.
Desde un punto de vista referido al buen funcionamiento de nuestro organismo, es importante que nuestra energía vibre en una frecuencia positiva, lo que va a determinar que nuestro sistema físico y energético funcione correctamente. Las frecuencias relacionadas con el amor ayudan a mantener nuestra higiene energética limpia, mientras que las relacionadas con el miedo, el enojo, la ansiedad, nos carga de “suciedad energética”.
Hay muchas técnicas para limpiar el aura, entre las más tradicionales se encuentran el Reiki, yoga, las esencias florales, la acupuntura, la meditación, el uso de cristales, etc.